El peligro de los hoyos en el Centro Histórico de Santiago
El robo de tapas de hidrantes y rejillas del sistema pluvial mantienen el peligro en calles y aceras
SANTIAGO. Las aceras de la avenida
Antonio Guzmán Fernández, en el Centro Histórico de la Santiago, están
llenas de hoyos, que muchas personas rellenan de basuras, ramas o
cemento. Otros permanecen totalmente descubiertos como una amenaza
latente para cualquier ciudadano distraído que puede caer cuando menos
lo espere.
Así lo confirma Laireni Grullón, propietaria de una tienda situada en esta vía. "Aquí es raro el día que no se cae alguien. El último lo vi ayer, fue un muchacho joven, pero hace tres días se cayó un viejito, y yo tengo una empleada que se cayó hace unos meses y tuve que darle quince días para su recuperación. Ella gastó mucho dinero para sanarse la pierna", explica.
En este entorno, no es la única vía que presenta este problema, que lo provoca el robo de las tapas de los hidrantes, una práctica que se ha hecho común y que afecta tanto al drenaje pluvial, a cargo del Ayuntamiento de Santiago, como al drenaje sanitario, responsabilidad a cargo de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan).
La ola de robos se inició con el negocio del reciclaje de los metales, especialmente de exportación, que resulta una tentación para delincuentes que quieren ganar dinero fácil.
El problema no parece complejo, pues inicia con un ladrón que encuentra un comprador. Sin embargo, las autoridades no han podido controlar este mal que tan sólo a Coraasan le ha causado pérdidas en más de tres millones de pesos, sin contar la reposición, que supone una suma prácticamente doble.
Y es que, como dice el relacionista público de la institución, Darío Fernández, la sustracción de una tapa no sólo representa un peligro, en muchos casos estos hoyos son taponados por basuras lanzadas directamente por personas indiscriminadas o escombros arrastrados por las lluvias, causando averías que, a veces, requieren la intervención de una calle entera para descubrirla y solucionarla, lo cual representa otra gran inversión estatal.
Precios de las tapas
Las tapas sustraídas de Coraasan suman un total de 400, según el gerente de Aguas Residuales, ingeniero Hatuey Martínez. Calculadas a su precio de RD$7,000 cada una, ascienden a RD2,800,000. A esto se agrega el costo de reposición con transporte y mano de obra.
Pero esta no es la única institución afectada con el hurto de las tapas. La encargada del Departamento de Sistema de Alcantarillado del Ayuntamiento de esta ciudad, Martha Quezada, recordó que hace poco tiempo reinstalaron 18 tapas y a los dos días sólo quedaban tres.
Pero también son afectadas las telefónicas y las empresas de electricidad, a quienes roban los alambres. Los robos incluyen también las barandas de los puentes, letreros, barrotes de puertas y ventanas, entre otros. En su desesperación por buscar una alternativa, se han creado las tapas con otros materiales, como las fibras de vidrios reforzadas, pero en muchos casos los ladrones se han confundido y también se las llevan, según expresa Darío Fernández.
Una alternativa semejante se plantea el gobierno municipal, que al decir de Quezada, evalúa algunos materiales que podrían ser usados para recolocar los objetos sin que representen una atracción para los delincuentes.
Diez pesos de ganancia
Jorge Contreras, propietario de una de las once metaleras que hay en el barrio de Cienfuegos, se libra de las acusaciones aduciendo que una tapa sólo dejaría una ganancia de unos diez pesos, y que no arriesgaría su empresa por tan poco dinero. "Ningún metalero compra eso, eso son los contratistas para cuando van a hacer sus calles", expresó. La búsqueda de soluciones ha reunido en mesas de discusiones a la Policía Nacional, la Amet y la Fiscalía, en un diálogo realizado por iniciativa de Coraasan en sus instalaciones, para erradicar de una vez y por todas esta mala práctica. El general Neivis Pérez Sánchez, dijo a través del vocero de la Policía en esta ciudad, coronel Cordero Paredes, que asumirán la promesa hecha a estas instituciones de someter y cerrar todas las metaleras que sean sorprendidas comprando este tipo de material.
Así lo confirma Laireni Grullón, propietaria de una tienda situada en esta vía. "Aquí es raro el día que no se cae alguien. El último lo vi ayer, fue un muchacho joven, pero hace tres días se cayó un viejito, y yo tengo una empleada que se cayó hace unos meses y tuve que darle quince días para su recuperación. Ella gastó mucho dinero para sanarse la pierna", explica.
En este entorno, no es la única vía que presenta este problema, que lo provoca el robo de las tapas de los hidrantes, una práctica que se ha hecho común y que afecta tanto al drenaje pluvial, a cargo del Ayuntamiento de Santiago, como al drenaje sanitario, responsabilidad a cargo de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan).
La ola de robos se inició con el negocio del reciclaje de los metales, especialmente de exportación, que resulta una tentación para delincuentes que quieren ganar dinero fácil.
El problema no parece complejo, pues inicia con un ladrón que encuentra un comprador. Sin embargo, las autoridades no han podido controlar este mal que tan sólo a Coraasan le ha causado pérdidas en más de tres millones de pesos, sin contar la reposición, que supone una suma prácticamente doble.
Y es que, como dice el relacionista público de la institución, Darío Fernández, la sustracción de una tapa no sólo representa un peligro, en muchos casos estos hoyos son taponados por basuras lanzadas directamente por personas indiscriminadas o escombros arrastrados por las lluvias, causando averías que, a veces, requieren la intervención de una calle entera para descubrirla y solucionarla, lo cual representa otra gran inversión estatal.
Precios de las tapas
Las tapas sustraídas de Coraasan suman un total de 400, según el gerente de Aguas Residuales, ingeniero Hatuey Martínez. Calculadas a su precio de RD$7,000 cada una, ascienden a RD2,800,000. A esto se agrega el costo de reposición con transporte y mano de obra.
Pero esta no es la única institución afectada con el hurto de las tapas. La encargada del Departamento de Sistema de Alcantarillado del Ayuntamiento de esta ciudad, Martha Quezada, recordó que hace poco tiempo reinstalaron 18 tapas y a los dos días sólo quedaban tres.
Pero también son afectadas las telefónicas y las empresas de electricidad, a quienes roban los alambres. Los robos incluyen también las barandas de los puentes, letreros, barrotes de puertas y ventanas, entre otros. En su desesperación por buscar una alternativa, se han creado las tapas con otros materiales, como las fibras de vidrios reforzadas, pero en muchos casos los ladrones se han confundido y también se las llevan, según expresa Darío Fernández.
Una alternativa semejante se plantea el gobierno municipal, que al decir de Quezada, evalúa algunos materiales que podrían ser usados para recolocar los objetos sin que representen una atracción para los delincuentes.
Diez pesos de ganancia
Jorge Contreras, propietario de una de las once metaleras que hay en el barrio de Cienfuegos, se libra de las acusaciones aduciendo que una tapa sólo dejaría una ganancia de unos diez pesos, y que no arriesgaría su empresa por tan poco dinero. "Ningún metalero compra eso, eso son los contratistas para cuando van a hacer sus calles", expresó. La búsqueda de soluciones ha reunido en mesas de discusiones a la Policía Nacional, la Amet y la Fiscalía, en un diálogo realizado por iniciativa de Coraasan en sus instalaciones, para erradicar de una vez y por todas esta mala práctica. El general Neivis Pérez Sánchez, dijo a través del vocero de la Policía en esta ciudad, coronel Cordero Paredes, que asumirán la promesa hecha a estas instituciones de someter y cerrar todas las metaleras que sean sorprendidas comprando este tipo de material.