jueves, 11 de septiembre de 2014

VALLE NUEVO


¿Un aserradero en Valle Nuevo?




Sin entrar en la discusión legal, igualmente válida pero ya argumentada por otras entidades como la Fundación Moscoso Puello, me pregunto: ¿se han hecho las debidas evaluaciones para ésto?
El debate sobre la cosecha de recuperación posincendio no es nuevo; en Estados Unidos es un tema controversial, y hasta obligó al expresidente Clinton a detener una “cosecha de recuperación” comercial.
Para entender mejor el asunto, valga esta cita de 2003 de Timothy Ingalsbee, codirector de la Asociación para la Ecología del Fuego:
Los tocones y troncos generados por fuego realizan muchas funciones ecológicas vitales para los suelos forestales, ríos, vegetación y vida silvestre. Los de gran diámetro pueden ayudar a mitigar condiciones favorables a incendios de alta intensidad, y pueden ayudar a los procesos naturales de recuperación posincendio. Por el contrario, la extracción comercial de árboles afectados por el fuego, a través de las “cosechas de recuperación”, causa efectos negativos significativos en la estructura, funciones y procesos de los ecosistemas boscosos, tanto a corto como a largo plazo. Teniendo en cuenta la amplia gama de servicios ecológicos vitales que tocones y troncos proporcionan, el término “recuperación” es apropiado sólo para las plantaciones de explotación forestal, en las que el principal objetivo de manejo es la extracción del valor del producto “madera”, a expensas de otros valores económicos y ecológicos. Teniendo en cuenta estos impactos ambientales y las desventajas ecológicas, debe RECHAZARSE la afirmación de que la “cosecha de recuperación es una herramienta válida para la rehabilitación o restauración forestal”. Mientras más aprenden los científicos sobre los valores ecológicos de grandes tocones y troncos muertos por el fuego, más claro se vuelve que “recuperar” árboles quemados es echar a perder los ecosistemas boscosos.
Lo que hace falta es más planificación preincendio, tal como señala el mismo autor (2001):
La planificación proactiva preincendio proveería un necesario antídoto al actual sistema de ‘extinción urgente del fuego’ y de ‘cosecha de recuperación de emergencia’
Myers (2004), por su parte, sugiere que:
En general, el fuego se origina en los combustibles de pino y pastizales, sumamente incendiables e inflamables; es decir, los combustibles principales de la mayor parte de los incendios son los pastos y los residuos de agujas de pino
Por lo que se ve, el combustible no se refiere a tocones y troncos; cosecharlos de urgencia, con la excusa de retirar combustible, no parece estar debidamente justificado.


Dr. José Ramón Martínez Batlle (Ph.D)

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